Al fin y al cabo todas las personitas tenemos 1000 caras aunque sigamos siendo las mismas. Con nuestra personalidad y valores pero que dependiendo de un acontecimiento, un comentario, una decisión, un gesto, una idea, nuestras expresiones y por ende nuestro estado de animo cambia. Se ve modificado, alterado o decaído y a veces sin saber exactamente el hecho en sí que nos lo ha provocado o es más sin ser totalmente consciente de que algo o alguien nos ha cambiado el día. De repente:¡ plas ! sale de una manera u otra. O no, pero como dice Fiona, “mejor fuera que dentro". Y a mi, por lo visto, me sale de esta manera, dibujando.
Mi gran amigo Enrique dice que son un reflejo de mi estado de ánimo. Podría ser, quizás, no quiero pensar si así es. Ni siquiera tener en cuenta de si esto gusta o no. Sólo quiero seguir sintiéndome libre al hacer estos, cómo llamarlos: dibujos, caras, expresiones. El reflejo del estado de mi ser que con la tranquilidad de la noche brota de esta manera …
No se, dibujo así al azar, sin pensar, sin copiar, ni buscar, ni siquiera saber qué saldrá. La suma de lineas, curvas, garabatos y movimientos de muñeca con pincel en mano. Sin un argumento, ni razón alguna, ni objetivo concreto ni siquiera con intención de que lo que salga, sea visto. Sólo por placer, por desahogo. Por probar, por desconectar, por callar la mente, sin escalas, sin buscar la perfección, sin una mirada tras de mi, sin expectativas, sin compromiso ni reglas, totalmente free. Así empecé, sin saber que continuamente saldrían ojos y caras sobre esa página en blanco…
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